miércoles, 5 de diciembre de 2012

Plan Divino



Cuando una serie de eventos desafortunados desembocan en… 
Un plan divino. 
(La Navidad) 

Tema: Un plan divino.

Proposición: Entender el momento divino en el que estamos o estaremos.
¿Cómo podremos entender que estamos viviendo un momento divino?
Lo podremos entender viendo los distintos eventos vividos por José.

Introducción:
Los ojos de José no son muy distintos a nuestros ojos, con una amplia gama de posibilidades para “ver”, pero a veces sin poder discernir la realidad que nos rodea, a veces perdiendo la posibilidad de ser parte de algo más grande que nosotros mismos, a no ser que, en su misericordia, Dios nos revele esa realidad, y así posibilitarnos ser parte de Su plan divino.


EVENTO #1 para entender un plan divino
Ansiosa calma (por estar desposado)
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. (Lucas 1:26-27)
Estar “desposada’ significaba: comprometida para casarse.
· María no tendría más de 17 años
· El compromiso duraba normalmente 1 año y el novio y la novia estaban prometidos el uno al otro pero aún no habían consumado el matrimonio cualquier situación íntima con otra persona en este período se consideraría adulterio.
· Había tal compromiso, que si alguno de los dos moría estando desposados el que quedara vivo era considerado como viudo.
· La ilusión de una familia es atropellada por un evento, con un plan infinitamente superior, más allá de la comprensión humana carnal e inmediata


EVENTO#2 para entender un momento divino
Un golpe puede desestabilizar “nuestro” plan, pero nunca el de Él.
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Mateo 1:18-19
Ese enamoramiento, ese sentido de pertenencia, ese orgullo por lo que creemos que nos pertenece y de algún modo se esfuma, desaparece.
La realidad golpea nuestro rostro como si fuera un boxeador peso pesado en plena competencia por el titulo mundial.
Ni siquiera me puedo imaginar mi reacción ante la dificultad que se le presenta al pobre de José, su futura esposa embarazada…
El alboroto del barrio, los comentarios de las viejas chismosas del pueblo hablando por lo bajo y no tan bajo.
Las miradas hacia José, con una mezcla de lastima y vergüenza.
o Quizás nos ayude el recordar nuestra situación antes de haber nacido del Espíritu, y como miramos en retrospectiva nuestra miserable vida en este mundo y quizás encontremos paradójicamente la misma mezcla de lastima y vergüenza.
Siendo la sociedad tan cerrada como la de aquel entonces creo poder decir con seguridad que este hombre de Dios estaría devastado por la situación
El corazón se mezcla con la razón y deber actuar conforme a lo que Dios requería en esos momentos...
Si fuere sorprendido alguno acostado con una mujer casada con marido, ambos morirán, el hombre que se acostó con la mujer, y la mujer también; así quitarás el mal de Israel. (Deuteronomio 22:22)
Como apedrear hasta la muerte a aquella persona que se ama, legalmente José eligió el camino más amoroso.
Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la entregará en su mano, y la despedirá de su casa. (Deuteronomio 24:1)
Se acordaría quizás Jesús de lo que sufrió su madre y su padrastro en algún tiempo cuando alguna mujer fuera culpada de la misma acusación y traída a él para que haga juicio.
¿Quién sabe?, el que esté libre de pecado, que haga el primer comentario.


Evento #3 para entender un momento divino
Del desconcierto, a la revelación de Su plan.
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS. (Mateo 1:20-25)
Los ojos de José probablemente encontraron la luz necesaria, para obrar conforme el ángel le pidió en contra de lo que la ley y la sociedad demandaba.
La revelación del ángel no hizo más que aclarar la realidad que enfrentaba José, era parte de plan superior.
Participaría de un plan divino, su nombre y sus acciones seriar recordadas por la eternidad, (hasta escribiríamos acerca de ello).
Cuando la pequeña semilla de fe nos revela el plan divino en que nosotros también estamos involucrados, nos mueve a actuar sin reparar en la familia, amigos, cultura y/o sociedad en que vivimos.
No podemos más que envidiar, aunque es muy fácil decirlo ahora con los resultados a la vista, el momento que José está viviendo, es indescriptible!
Todos aquellos que somos padres no podemos negar que ese momento es inigualable.
Los ojos de José tienen el color del asombro, la ansiedad, la esperanza y la expectativa de vivir un tiempo divino.


EVENTO #4 El MOMENTO DIVINO.

Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. (Lucas 2:1-7)


Los ojos de José fueron los más privilegiados, vio nacer al mesías, al hijo de Dios, lo tuvo en sus brazos, lo acunó.
Contemplo, percibió, sintió, escuchó, el momento en que la luz llegaba al mundo.
Que privilegio, que responsabilidad, que sensación incomoda también, el hijo de Dios, en mis brazos.
Los ojos de José están más alumbrados que nunca, más alumbrados que nadie, jamás se repetirá este evento que un hombre vea el nacimiento de Dios, y él fue espectador de lujo la primer fila.
¡¡¡IN-COM-PA-RA-BLE!!!
Los ojos de José están tan abiertos que el universo puede caber en ellos.


Nuestro Evento.
Nuestros ojos.


Quizás este año estemos recibiendo la navidad en algo tan humilde como un pesebre ¡¡¡ No Importa!!! recordemos que somos parte de un plan supremo.
En esta navidad, como barro que somos, tengamos en cuenta que nuestro mayor regalo está dentro de nosotros.
Recibir como si fuera propio, a un niño que no lleva nuestra sangre, a mi modo de ver las cosas, es uno de los actos de amor más grande que alguien pueda realizar.
José lo hizo.
Dios lo hizo con nosotros.
La sensación de José de ver nacer al hijo de Dios, es comparable al nacimiento de un nuevo hijo de Dios, Él nos permite ser testigos de ese nuevo nacimiento tan asombrosamente grandioso y maravilloso como aquel en Belén.
José contemplo aquella “navidad”.
Que Dios nos permita contemplar muchas navidades en muchas personas.
En este último vistazo, quizás la realidad nos marque situaciones difíciles pero recordemos, José paso por varias etapas hasta que se completo su “visión”.
Oremos a Dios y demos un último vistazo… ¿Quizás?... y si miramos bien… seguramente estamos siendo parte de un plan mucho más grande que nosotros mismos.
ESTAMOS VIVIENDO UN MOMENTO DIVINO.