miércoles, 13 de enero de 2016

El “Excusometro"


El ejército estadounidense tiene una escuela de preparación de oficiales llamada Westpoint. Es conocida por su estricto código de honor. Cuando un superior le hace una pregunta a un estudiante, este puede contestar solamente de cuatro maneras:
 1. Sí señor,
 2. No señor,
 3. No sé señor o
 4. Sin excusa señor.
Lo contrario a esto último, o sea la ELABORACIÓN DE EXCUSAS, es prácticamente un crimen. Por tanto, se les inculca a los oficiales que asuman la responsabilidad por los errores de sus subordinados sin ninguna excusa. La idea es enseñarles un sentido de RESPONSABILIDAD y HONOR.

 El el cuerpo de Cristo servimos (en mi humilde opinión) a un más alto rango que el de Westpoint, si estas personas en la tierra forman un código de honor, ¿cuánto más los deberíamos tener nosotros en La Iglesia de Cristo? ¿no? ¿Qué tal si respondiéramos al Señor de la misma manera…?
  1. Sí Señor,
  2. No Señor,
  3. No sé Señor o
  4. Sin excusa Señor.

Qué lindo sería que los graduado de ABI (que es en el área donde sirvo) tuviéramos un comportamiento que se distinguiera en cuanto al trabajo con otras personas y se dieran cuenta que hay algo distinto en nosotros...
Como pasó en situación que sigue…

Uno de esos oficiales, un teniente, llegó a Vietnam después de la graduación y se le envió a la selva para supervisar la construcción de una pista de aterrizaje. Desafortunadamente, no sabía nada sobre pistas de aterrizaje, pero un sargento allí le dijo que había participado en ese trabajo varias veces. Por lo tanto… El teniente le dijo al sargento:
-"¿Estás seguro de que estás construyendo esta pista correctamente?” 
 El sargento le aseguró que así era. El teniente le respondió:
-“Entonces, continúa”. 

Luego fue un coronel a inspeccionar el trabajo desempeñado. Era un experto en la materia y cuando vio el trabajo exclamó:
- “¿Quién es el idiota que ordenó que se construyera esta pista de aterrizaje de esta forma?”
El teniente dijo que pensaba decir: "Pues este sargento, él dijo que sabía...” Pero las palabras que realmente salieron de su boca fueron:
-“Yo, señor”. 
En ese momento el sargento se acercó con la mano arriba como para pedir permiso para hablar. Pero el coronel aparentemente se dio cuenta de lo que había pasado y le preguntó al teniente:
 -“Tú saliste de Westpoint, ¿verdad?” 
El teniente respondió:
 -“Sí, señor”. 
Entonces el coronel le dijo:
 -“Pues en ese caso, es una equivocación sincera”. 

Unas semanas después, ese mismo coronel invitó al teniente a unirse a su cuerpo de mando personal, lo que representaba una promoción importante.

¿Cuántos de nosotros desearíamos escuchar estas palabras...

Y su señor le dijo:  
Bien,  buen siervo y fiel;  
sobre poco has sido fiel,  
sobre mucho te pondré;  
entra en el gozo de tu señor. 
Mateo 25:21



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