Diez principios que resumen cómo interpretar los
pasajes narrativos del Antiguo Testamento y que deben servir para ayudarle a
evitar ciertas trampas cuando lea:
1. Por lo general un relato
del Antiguo Testamento no enseña de
forma directa una doctrina.
2. Por lo general un relato
del Antiguo Testamento ilustra una
doctrina o doctrinas que se proponen en otro lugar.
3. Los relatos registran lo
que ocurrió, no necesariamente lo que debería haber ocurrido. Por lo
tanto, no todo relato tiene una
aplicación individual identificable.
4. Lo que las personas hacen
en un relato no es por necesidad un
buen ejemplo para nosotros. Con
frecuencia es lo opuesto.
5. La mayoría de los personajes de los relatos del
Antiguo Testamento están lejos de ser
perfectos, como también ocurre con sus acciones.
6. No se nos dice siempre
al final del relato si lo que ocurrió es bueno o malo. Se espera que seamos
capaces de juzgar esto sobre la base de
lo que Dios nos ha enseñado de forma directa y categórica en otros sitios de la
Biblia.
7. Todos los relatos son selectivos
y están incompletos. No siempre se ofrecen todos los detalles
relevantes (cf. Juan 21:25). Lo que sí
aparece en el relato es todo lo que el autor inspirado pensó que era importante
que supiéramos.
8. Los relatos no están escritos para responder a todas
nuestras preguntas teológicas. Tienen propósitos particulares, limitados
y específicos y abordan ciertos temas, dejando otros para abordarlos de
otras maneras en otro sitio.
9. Los relatos pueden enseñar
de manera explícita (al afirmar
claramente algo) o implícita (al implicar
algo sin de veras afirmarlo).
10. En última instancia,
Dios es el héroe de todos
los relatos bíblicos.
Y Jesús el epicentro
La lectura eficaz de la Biblia-Gordon/Fee.
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