Es común escuchar de los labios de un creyente sincero:
«Atamos a Satanás y a sus aliados
para que no tengan nada que ver con esta reunión».
A veces tales oraciones son simplemente sinónimas de la oración de Jesús: líbranos del maligno (Mt. 6:13) en tal casos son buenas y bíblicas.
Sin embargo, es más común escuchar oraciones que representan todo un conjunto de ideas, filosofías y doctrinas popularizadas en varios libros y manuales.
Si al atar a Satanás por medio de nuestras oraciones se pudiera efectuar todo esto, deberíamos ponerlo en práctica lo más pronto y lo más frecuentemente posible.
Por otro lado, una vez que los demonios han sido atados, nadie puede explicar quiénes los sueltan de nuevo.
El pasaje empleado para apoyar esta práctica es
Mateo 12:29:
¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte
y arrebatarle sus bienes,
a menos que primero no lo ate?
Sólo entonces podrá robar su casa
(véase Mr. 3:27 y Lc. 11:22).
Otros agregan
Mateo 16:19:
Todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo,
y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo
(véase Mt. 18:18).
Hay personas sinceras que insisten en que atar a los demonios en el cónyuge es una manera de resolver conflictos maritales.
Conozco el caso de una pareja que cada vez que reñía uno ataba a los demonios del otro: el demonio de enojo, mentira, rencor, etc.
En otro caso un sincero hermano con problemas financieros reprendió y ató «el espíritu de deuda».
De manera que este es un tema con muchas secuelas.
El renombrado pastor y escritor Ray Stedman, hablando de este tema exclamó:
«Después de ser pastor durante cuarenta años, puedo afirmar sin equivocarme que la causa más común de debilidad espiritual de un cristiano (o de una iglesia) es el no reconocer a la carne en su disfraz de celo religioso.
Como Pedro blandiendo su espada en Getsemaní, el cristiano carnal cree que está haciendo la voluntad de Dios y está librando batallas para Dios.
Tal vez una de las expresiones más comunes de este celo equivocado sea la práctica de “atar a Satanás” antes de intentar cualquier ministerio cristiano.
La Palabra de Dios no ofrece justificación para esta práctica.
Ningún apóstol utilizó este método, y no hay versículos bíblicos que le ordenen al cristiano practicar esto.
Es una actuación extra bíblica que surge por el deseo de la carne de parecer consagrada y llena de poder en el servicio de Dios. A los cristianos se les ordena que resistan al diablo, pero nunca que lo aten.
Uno resiste al diablo vistiéndose con toda la armadura de Dios, tal como lo describe Pablo en Efesios 6.»
Ninguno desea que Satanás tenga rienda suelta en nuestras vidas, en la iglesia o aun en el mundo. Por lo tanto hemos invertido mucho tiempo y energía a fin de estorbar las actividades del dios de este mundo. Sin embargo, siempre conviene hacer la pregunta:
¿Lo que estamos haciendo goza de apoyo bíblico?
¿Está de acuerdo con la sana doctrina?
Si no tiene apoyo bíblico, ciertamente hará más daño que bien porque desviará a la gente de la verdadera batalla espiritual haciéndole creer que el enemigo no tendrá acceso porque está sujeto a nuestras plegarias.
Un poco de contexto no será para nada dañino.
Estudiemos más a fondo el pasaje donde se encuentra la frase atar a Satanás,
Mateo 12:22–37.
22Entonces fue traído a él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. 23Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? 24Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. 25Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? 27Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos?
Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
28Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes,
si primero no le ata?
Y entonces podrá saquear su casa.
30El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
31Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres;
más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.
32A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado;
pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.
33O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o haced el árbol malo, y su fruto malo;
porque por el fruto se conoce el árbol.
34¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?
Porque de la abundancia del corazón habla la boca.
35El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas;
y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
36Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres,
de ella darán cuenta en el día del juicio.
37Porque por tus palabras serás justificado,
y por tus palabras serás condenado.
Como siempre, la mejor manera de comprender una porción de la Biblia es hacer un cuidadoso estudio
del contexto. Para obedecer esta ley de la hermenéutica es ventajoso preguntar:
¿Qué es lo que entendieron los oyentes o (en el caso de las epístolas) los destinatarios?
Para hacerlo uno debe estudiar el conjunto de circunstancias que acompañan al versículo 29 de Mateo 12.
1. La escena presenta otra confrontación entre Jesús y sus acusadores, los fariseos.
a. Jesús ya había demostrado su autoridad sobre los espíritus malignos al sanar a varias personas y echar fuera demonios (Mt. 12:22; Mr. 1:34; 3:11–12).
2. Después de las demostraciones de su poder quedó una pregunta espinosa en la mente de los líderes religiosos:
a. ¿De dónde había recibido Jesús el poder y la autoridad para hacer semejantes milagros?
b. Había sólo dos posibles réplicas:
i. Jesús echó fuera los demonios por el poder de Dios
ii. o por el poder de Beelzebú (Mt. 12:24).
3. Los fariseos y los escribas sin duda se escandalizaron porque Jesús comió con pecadores (Mr. 2:13–17) y violó la interpretación que tenían ellos del sábado (Mr. 2:23–3:6), y seguramente también estuvieron celosos de la popularidad del Señor entre el pueblo judío.
4. Por eso les fue imposible confesar que Dios era la fuente de las obras de Jesús.
5. Para hacerlo tenían que contradecir sus creencias más queridas.
6. La única conclusión para ellos era que Jesús hacía los milagros por el poder del diablo.
Mateo 12.25–30
25Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo:
Todo reino dividido contra sí mismo, es asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma,
no permanecerá. 26Y si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido;
¿cómo, pues, permanecerá su reino?
27Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos?
Por tanto, ellos serán vuestros jueces.
28Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios,
ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios.
29Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del hombre fuerte, y saquear sus bienes,
si primero no le ata?
Y entonces podrá saquear su casa.
30El que no es conmigo, contra mí es;
y el que conmigo no recoge, desparrama.
Aquí en Mateo 12:25–30 el Maestro demuestra tres motivos por los cuales esta acusación es absurda:
1. En primer lugar, echar fuera los demonios por el poder del diablo no aprueba el examen de la lógica porque todo reino dividido contra sí mismo quedará asolado, y toda ciudad o familia dividida contra sí misma no se mantendrá en pie.
a. Si Satanás expulsa a Satanás, está dividido contra sí mismo.
i. ¿Cómo puede, entonces, mantenerse en pie su reino? (Mt. 12:25–26).
b. Con excepción de Dios mismo, Satanás es el ser más inteligente y nunca desplegaría sus fuerzas para pelear contra sí mismo y así asegurar su derrota.
c. Eso era ilógico, y hasta los más apegados al legalismo judío tendrían que admitir que Jesús tenía razón.
d. El fin de Satanás es controlar a las personas, no librarlas de él mismo.
2. En segundo lugar, no solamente fue ilógica esa acusación sino que además los fariseos terminaron juzgando y condenando a sus propios exorcistas.
a. En el primer siglo había exorcistas judíos (seguidores de ustedes, v. 27) que supuestamente echaban demonios y sanaban a la gente.
b. El propósito de Jesús no era cuestionar si tales exorcismos eran verdaderos.
c. Su propósito fue señalar a quienes lo acusaban que debían aplicar esa misma pauta a sus hermanos judíos exorcistas.
d. Resulta obvio que los religiosos no querían declarar que los exorcistas judíos actuaban con el poder del diablo.
e. Todo lo contrario, los fariseos aprobaron los «exorcismos» realizados por sus seguidores justamente porque éstos guardaban las leyes predilectas de ellos.
f. Al mismo tiempo, condenaron al Señor a pesar de que Él verdaderamente sanaba y echaba a los demonios ya que Jesús había «violado» las leyes favoritas de ellos.
g. Como era su costumbre, Jesús les «devolvió la pelota» a sus acusadores cuando dijo: Por eso ellos mismos [los exorcistas judíos] los juzgarán a ustedes (v. 27).
h. Si los fariseos contestaban que los judíos echaban demonios por el poder de Dios, socavaría la denuncia que ellos habían hecho a Jesús porque tendrían que admitir que Jesús también había actuado por el poder divino.
i. Por otro lado, si decían que el poder de los exorcistas judíos venía de Satanás, se auto condenarían.
j. Estaban en un verdadero dilema e imagino que se produjo un silencio embarazoso...la única persona que puede superar al diablo es uno más fuerte...
3. La tercera razón de que la acusación era falsa es que, de acuerdo al contexto, la única persona que puede superar al diablo es uno más fuerte, EL MESÍAS.
a. Para ilustrar su poder sobre el reino de las tinieblas Jesús les ofrece una parábola: ¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes, a menos que primero no lo ate? Sólo entonces podrá robar su casa (Mt. 12:29).
i. El hombre fuerte es Satanás (1 Jn. 4:4).
ii. La casa es la esfera donde opera el pecado, es decir, este mundo, pues él es el dios de este mundo (2 Co. 4:4; 1 Jn. 5:19).
iii. Sus bienes son aquellos sobre los cuales ejerce control.
iv. Jesús, hecho hombre, ata al diablo en el sentido de vencerlo o dominarlo (1 Jn. 3:8) y quitarle sus posesiones, librando a los esclavizados.
b. Lucas echa luz sobre el pasaje en su relato del suceso: Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín (Lc. 11:22).
c. En el griego original la palabra aquí traducida vence es nikao, que significa «tener victoria, vencer o conquistar».
d. La misma palabra aparece varias veces en 1 Juan 5:4–5: porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
e. El objetivo era convencer a los fariseos de que el reino de Dios había llegado en la forma del Mesías (Mt. 12:28).
f. La única persona que puede conquistar a Satanás no es ninguno de los exorcistas judíos sino el Mesías porque es el único más poderoso (1 Jn. 4:4).
g. En esencia Jesús está diciendo: «Les he mostrado en la tentación (Mt. 4), en los exorcismos y finalmente en la cruz (Col. 2:15) que he vencido (atado) a Satanás.
h. La única conclusión es que soy el Mesías».
i. Es imperioso entender la profundidad de la obra de Cristo en la cruz.
j. Toda la humanidad quedó sujeta a esclavitud a través del temor a la muerte (He. 2:15).
k. La muerte es la paga del pecado (Ro. 6:23).
i. La primera mentira de la serpiente fue convencer a Eva de que podía pecar y no morir.
ii. Romanos 5:12 explica que el pecado y la muerte pasaron a todos los seres humanos debido al pecado original, por lo tanto estamos en servidumbre a Satanás, el hombre fuerte.
l. Cristo ató a ese hombre fuerte y lo despojó de sus bienes con su muerte vicaria en la cruz.
i. No podemos expresarlo mejor que el escritor de Hebreos: Por tanto, ya que ellos son de carne y hueso, él también compartió esa naturaleza humana para anular, mediante la muerte, al que tiene el dominio de la muerte –es decir, al diablo–, y librar a todos los que por temor a la muerte estaban sometidos a esclavitud durante toda la vida (He. 2:14–15).
Para resumir, es imprescindible entender lo que Cristo hizo cuando murió en la cruz. Pablo explica: Ustedes estaban muertos en sus pecados. Sin embargo, Dios nos dio vida en unión con Cristo, al perdonarnos todos los pecados y anular la deuda que teníamos pendiente por los requisitos de la ley. Él anuló esa deuda que nos era adversa, clavándola en la cruz. Desarmó a los poderes y a las potestades, y por medio de Cristo los humilló en público al exhibirlos en su desfile triunfal (Col. 2:13–15).
Ahora, librados por la fe de la muerte espiritual y eterna, podemos vivir en victoria por el poder de Dios. Así que no es necesario ni posible atar a Satanás con nuestros ruegos puesto que Cristo ya lo ha hecho.
Un poco mas de contexto nunca cae mal.
Con relación a las palabras atar y desatar de:
Mateo 16:19
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.
y Mateo18:18
De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo.
1. La gran mayoría de los estudiosos opinan que estos dos pasajes no se refieren a prohibir las obras del diablo.
2. Los verbos atar y desatar son la traducción de los verbos griegos que se utilizaban para hablar de las decisiones de los maestros judíos y los intérpretes de la ley, cuando decidían si determinada acción estaba prohibida (atar) o permitida (desatar).
3. En primer lugar, tomemos el pasaje de Mateo 18:18 que está dentro del contexto de la disciplina de la iglesia.
i. Dios da a la iglesia autoridad espiritual para aplicar principios bíblicos en los casos de pecado en la iglesia.
ii. Dios ratifica en el cielo la decisión tomada por la iglesia aquí en la tierra de atar y desatar, prohibir o permitir que continúe en la congregación.
iii. Según el comentario del contexto cultural:
Comentario del contexto cultural de la Biblia Craig S Keener
b. Pasamos a Mateo 16:19, donde Cristo entrega a Pedro las llaves del reino.
i. El reino se describe como una casa, y las llaves son el símbolo de autoridad.
ii. Quienes tienen las llaves abren o cierran las puertas, para que la gente entre o salga.
iii. El regalo de las llaves fue dado a los discípulos como un todo, y a nosotros hoy en día (18:18).
Pedro y los demás apóstoles (y nosotros) recibieron la misión de mostrar con autoridad cuál es el único y verdadero camino de salvación. Asdrúbal Ríos bien dice:
«Por disposición divina tendrían una facultad declaratoria, así como los sacerdotes en el A.T. declaraban con autoridad escrituraria quiénes quedaban limpios de lepra. El sacerdote no limpiaba por sí mismo al leproso, sino que después de guiarse por las instrucciones de las Escrituras y constara a la luz de ellas la realización de la limpieza, declaraba sano al paciente. Así Pedro y los demás apóstoles, al ver que en un creyente se daban el arrepentimiento y los frutos de la fe en Cristo señalados en la Escritura, podrían declarar salvo al individuo. Asimismo, tendrán la especial potestad de atar, es decir prohibir algunas cosas... Se trata de prohibir y permitir según las pautas del mensaje del evangelio y la luz del Espíritu Santo. Así como los primeros maestros y guías de la iglesia naciente, con su autoridad para administrar y ejercer disciplina decidieron las cuestiones del día con respecto a ella, también la iglesia de hoy y en todo tiempo tiene autoridad de arreglar sus negocios, admitir y excluir miembros, sancionar o censurar una práctica o doctrina –todo en conformidad con las enseñanzas de las Escrituras y la autoridad que Cristo ha otorgado (comp. Is. 22:22).»
c. Según el diccionario del contexto cultural:
Comentario del contexto cultural de la Biblia Craig S Keener
Demos gracias a Dios porque su Hijo Jesucristo con su muerte vicaria en la cruz venció al enemigo de nuestras almas y nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir en victoria en nuestra vida diaria.
Los resultados de resistir al diablo
Resístanlo, manteniéndose firmes en la fe...
(1 Pedro 5:9)
A pesar de la clase de ataque que emplee el adversario (tentación, ataque físico, doctrina falsa, pensamientos impropios, acusaciones), cuando uno se mantiene firme, empleando todos los recursos espirituales a su disposición, los escritores bíblicos prometen los siguientes resultados:
Satanás huirá
Cuando Jesús se mantuvo firme con la espada del Espíritu (escrito está) durante la tentación registrada en Mateo 4 y Lucas 4, la Biblia afirma: ...[Satanás] lo dejó hasta otra oportunidad (Lc. 4:13).
Aun durante el día malo (Ef. 6:13) por medio del poder interno de Dios, el creyente puede mantenerse firme confiando que Satanás huirá, no para siempre sino por temporadas, hasta otra oportunidad.
Los eruditos Baker y Macchia afirman:
«Si una persona simplemente resiste al diablo por medio del poder de la gracia de Dios, ¿acaso el diablo no tendrá que "huir" como el cobarde que es (Santiago 4:7)?»
El creyente estará firme
Tres veces en Efesios 6 Pablo emplea el concepto de mantenerse firmes o resistir con firmeza (versículos 11, 13, 14).
En el griego significa estar establecido, estar de pie, mantenerse firme en la batalla.
Dios se acercará al creyente
David aprendió más del carácter de Dios en los tiempos difíciles...
Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes
(Stg. 4:8).
Esta promesa me hace quitar los zapatos porque estamos pisando terreno santo. Santiago indica que Dios se revela de manera especial a quienes se acercan a Él durante la batalla espiritual.
No hay pasajes bíblicos que revelen más intimidad que los salmos escritos por David durante tiempos devastadores, escondido en cuevas, corriendo de un lado a otro.
Es obvio que David aprendió más del carácter de Dios en los tiempos difíciles que en los momentos cuando todo iba bien.
El apóstol Pablo resume este pensamiento cuando relata:
Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones,
una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás,
para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara;
pero él me dijo:
«Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.»
Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades,
para que permanezca sobre mí el poder de Cristo.
Por eso me regocijo
en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo;
porque cuando soy débil, entonces soy fuerte
(2 Co. 12:7–10).
Después de pasar por los sufrimientos permitidos por Dios pero instigados por Satanás, Jehová se revela a Job y éste reconoce el poder supremo y la providencia de Dios junto con su propia incapacidad de comprender los propósitos divinos (Job 42:1–6).
Dios exaltará al creyente a su debido tiempo
Tanto Pedro (1 P. 5:6) como Santiago (4:10) nos animan con esta promesa.
No sabemos cuándo será el «debido tiempo», pero sabemos que es una promesa y Dios siempre cumple sus promesas.
Un excelente ejemplo del Antiguo Testamento es José (Gn. 37–45).
Vendido por sus propios hermanos, contado como muerto por su padre, encarcelado por un crimen que no había cometido, esperaríamos encontrar a una persona desanimada, decepcionada, deprimida, imaginando que Dios se había olvidado de él.
A pesar de la situación José mantuvo un testimonio íntegro y una firme confianza en Dios.
En Génesis 41 vemos el cumplimiento de la promesa que «él los exalte a su debido tiempo» cuando Dios lo levantó para que fuera gobernador de Egipto. Pasaron años, pero a su debido tiempo Dios lo exaltó.
Por lo tanto ¡mantengámonos firmes!