viernes, 25 de octubre de 2013

Regeneración


1Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.
2Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.
3Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.
4Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?
5Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
6Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es.
7No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. 8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.  
Juan 3:1-8

 La renovación radical del ser interior de una persona por la obra del Espíritu de Dios.


REGENERACIÓN (gr. palingenesia). La regeneración o nuevo nacimiento es el cambio de naturaleza producido por el Espíritu Santo en el hombre, al que le comunica una vida nueva. La justificación cambia la situación del hombre ante Dios: es declarado justo, y no más considerado como pecador; la regeneración transforma su ser moral y espiritual. Lo primero es necesario a causa de su culpabilidad; lo segundo, a causa de su corrupción.

REGENERACIÓN. La regeneración, o nuevo nacimiento, es la recreación interna de la naturaleza humana caída, por la acción del Espíritu Santo (Jn. 3:5–8). La Biblia concibe la salvación como la renovación redentiva del hombre sobre la base de una relación restaurada con Dios en Cristo, y la presenta como que involucra «una transformación radical y completa obrada en el alma (Ro. 12:2; Ef. 4:23) por Dios el Espíritu Santo (Tit. 3:5; Ef. 4:24), en virtud de lo cual llegamos a ser ‘hombres nuevos’ (Ef. 4:24; Col. 3:10), ya no conformados a este mundo (Ro. 12:2; Ef. 4:22; Col. 3:9), sino creados según la imagen de Dios en conocimiento y santidad de la verdad (Ef. 4:24; Col. 3:10; Ro. 12:2)»

 La regeneración en Cristo cambia la disposición de egocentrismo, sin ley y sin Dios, que domina al hombre en Adán por una disposición de confianza y amor, de arrepentimiento por la rebeldía e incredulidad del pasado, y una amante conformidad con la ley de Dios de allí en adelante. Ilumina la mente ciega para discernir las realidades espirituales (1 Co. 2:14–15; 2 Co. 4:6; Col. 3:10), y libera y da poder a la voluntad que era esclava para que libremente obedezca a Dios (Ro. 6:14, 17–22; Fil. 2:13). El uso del nuevo nacimiento para describir este cambio enfatiza dos hechos al respecto. El primero es su carácter decisivo. El hombre regenerado para siempre deja de ser el hombre que era; su vida antigua ha pasado y ha comenzado una nueva vida; es una nueva criatura en Cristo, sepultado juntamente con él fuera del alcance de la condenación, y ha resucitado con él a una nueva vida de justicia (véase Ro. 6:3–11; 2 Co. 5:17; Col. 3:9–11). El segundo hecho enfatizado es el monergismo de la regeneración. El bebé no induce ni coopera con su propia procreación y nacimiento; tampoco pueden, quienes están muertos en «delitos y pecados», provocar la operación vivificadora del Espíritu de Dios dentro de ellos (véase Ef. 2:1–10). La vivificación espiritual es un ejercicio libre y misterioso del poder divino (Jn. 3:8). Esta vivificación es misteriosa para el hombre porque para él es imposible explicarla en función de una combinación o cultivo de los recursos humanos existentes (Jn. 3:6), que no es causada ni inducida por ningún esfuerzo humano (Jn. 1:12–13), ni por méritos (Tit. 3:3–7), y por lo tanto, no se puede igualar ni atribuir a ninguna de las experiencias, decisiones y actos a los cuales da origen y por los cuales se podría saber que ocurrió.

La necesidad de la regeneración
     Jn 3.3
     Ver también Ef 2.1 ; Ef 2.5 ; Col 2.13

1-La regeneración es una obra de Dios
     Se origina en Dios el Padre
          Jn 1.12–13 La regeneración no puede ser controlada por las acciones o rituales humanos; es un acto de la voluntad soberana de Dios.

  2-Es posible por la resurrección de Jesucristo
          1 P 1.3
          Ver también Ef 2.4–5
 
 3-Ocurre por oír el evangelio cristiano
          Stg 1.18
          Ver también 1 P 1.23–25 La “Palabra de Dios” son las buenas nuevas de Jesucristo.
    
 4-Es efectuada por el Espíritu de Dios
          Jn 3.5–8
          Ver también Jn 6.63 ; Tit 3.5

5-La regeneración es dada a aquellos que creen en Jesucristo
     1 Jn 5.1

6-El bautismo es una señal de la regeneración
     Jn 3.5 El agua aquí es vista por algunos intérpretes, aunque no todos, como una referencia al bautismo, administrado por la iglesia a los nuevos convertidos como una señal de su nuevo nacimiento y su entrada a la comunidad cristiana. Ver también; Hch 2.38–39; Ef 5.25–26; Tit 3.5


Los resultados de la regeneración
     
1-La entrada al reino de Dios
          Jn 3.5
      
2-Una nueva santidad de vida
          1 Jn 3.9
          Ver también 1 Jn 5.18 ; 1 P 2.1–2
 
 3-Amor por otra gente
          1 Jn 4.7
          Ver también 1 Jn 5.2
     
 4-Victoria sobre los patrones pecaminosos de vida
          1 Jn 5.4

El renombrado Jorge Whitefield predicó tantas veces sobre el texto que dice:“Os es necesario nacer otra vez”, que una persona de su auditorio le preguntó: “¿Por qué predica usted tanto sobre el mismo texto?” La respuesta fue la siguiente: “Porque os es necesario nacer otra vez.”

Diferencia entre...
  REGENERACIÓN Y RENOVACIÓN

Llegamos ahora a una de las frases más importantes de la Epístola, tan importante que vamos a dedicar todo un capítulo a desgranarla. Se trata de una frase que ha dado lugar a una gran diversidad de interpretaciones, pero cuya correcta lectura es fundamental para poder entender bien el argumento del apóstol.
Pablo acaba de decir que Dios nos salvó, y sobrentendemos que el matiz particular que desea enfatizar es nuestra liberación de la condición miserable que ha descrito en el versículo 3: En otro tiempo éramos así, pero (v. 4) él nos salv (v. 5) para que viviéramos como herederos de la vida eterna (v. 7). La clara implicación de todo el contexto es que Dios nos ha salvado al habernos transformado moralmente y capacitado para vivir de otra manera muy diferente a nuestra vida anterior.
Pablo está hablando de aquel aspecto de la salvación de Dios que tiene que ver con la transformación de nuestras vidas. Por lo tanto, como ya hemos dicho, no centra nuestra atención en la cruz de Jesucristo mediante la cual tenemos el perdón de nuestros pecados y somos justificados, sino que la centra en aquellos aspectos de la salvación que tienen que ver con la concesión de una nueva vida y la capacitación para una nueva vivencia. En estos momentos no le interesa explicar aquel sacrificio por el cual queda ajusticiado nuestro viejo hombre, sino aquella operación mediante la cual somos hechos hombres nuevos. Centra nuestra atención, pues, en la obra regeneradora y renovadora del Espíritu Santo, porque es a través de estas dimensiones de la salvación cómo Dios transforma nuestras vidas y nos convierte en personas diferentes de cómo éramos antes.
Sin embargo, para poder entender bien el significado de esta frase, necesitamos abordar algunas aclaraciones textuales.
En primer lugar, cuando Pablo dice por medio del lavamiento de la regeneración y de la renovación por el Espíritu Santo, ¿está hablando de dos operaciones diferentes (regeneración y renovación) o de una misma operación vista de dos maneras? ¿Somos salvos primeramente por el lavamiento de la regeneración y luego por la renovación por el Espíritu? ¿O somos salvos por aquel lavamiento que consiste en la regeneración-y-renovación en el Espíritu? De hecho, en el texto griego las preposiciones y los artículos no se repiten. La frase reza literalmente: mediante el lavamiento de la regeneración y renovación del Espíritu Santo. Y esta omisión de repeticiones nos inclina a pensar que el apóstol o bien se refiere a una sola experiencia, o bien contempla dos experiencias entendiendo que son inseparables entre sí.
Es cierto que hay pequeños matices de diferencia entre el concepto bíblico de la regeneración y el de la renovación. Quizás el principal sea que la regeneración es una acción divina que ocurre una sola vez, mientras que la renovación del creyente es un proceso que tiene que ir en aumento a lo largo de toda la vida. Pero también es cierto que la renovación es imposible sin la regeneración y que la regeneración no es válida si no conduce a la renovación. Una cosa es inseparable de la otra. Quien ha sido regenerado por obra del Espíritu Santo se ha introducido ipso facto en el proceso continuo de la renovación.
La segunda cuestión textual tiene que ver con la última frase, en el Espíritu Santo. ¿Debe referirse exclusivamente a la renovación o se refiere también a la regeneración? Obviamente, si consideramos que la regeneración y la renovación son inseparables, nos inclinaremos a aplicar la frase a ambas. Y, de todas maneras, sabemos que tanto la regeneración como la renovación son obras del Espíritu Santo. Entendemos, pues, que la frase se refiere a una sola obra del Espíritu que, sin embargo, se puede desglosar en dos fases: empieza en el momento de nuestra regeneración y prosigue a lo largo del proceso renovador de nuestra vida terrenal. Juntas, la regeneración y la renovación constituyen aquella gran limpieza que permite que el hombre viva en santidad.