lunes, 28 de octubre de 2013

Meditar: "La Palabra de Dios"






Meditación
Dedicando tiempo en quietud y usualmente solo, acercándose a Dios y escuchándole, reflexionar en su Palabra, su creación, sus grandes obras u otros aspectos de su misma revelación.
1-La importancia de la meditación
·       Meditación en su templo: Sal 27:4
·       Meditación en su misericordia: Sal 48:9:
·       Meditación en el Señor mismo: Sal 63:6
·       Meditación en sus obras: Sal 77:12; 143:5; 145:5
·       Meditación en sus maravillas: Sal 119:27
·       Meditación en su majestad: Sal 145:5
a. Meditación en relación con el corazón de uno: Sal 4:4; 19:14; 49:3; 77:6
b. Meditación en relación con el tiempo
·       día y noche: Jos 1:8; Sal 1:2; Sal 119:148
·       por la mañana: Sal 5:3
·       todo el día: Sal 119:97
·       por la tarde: Ge 24:63
c. Meditación sobre la persona de Dios
Sal 16:8; 63:6 Ver también Sal 104:34
d. Meditación sobre la Palabra de Dios
Sal 119:15–16 Ver también Jos 1:8; Sal 1:1–3; 119:23,48, 78, 95, 97, 99
e. Meditación sobre las obras de Dios
Sal 77:12 Ver también Sal 111:2; 143:5; 145:5
f. Meditación sobre la creación
Sal 8:1–9 Ver también Sal 104:1–34; Pr 6:6; Mt 6:26–30

2-Ejemplos de gente meditando
a.     Jos 1:8; Sal 19:14
b.    El consejo de Elifaz a Job Job 22:22;
c.     Sal 39:3; 119:78,148;
d.    María Lc 2:19;
e.     El eunuco etíope Hch 8:27–35
f.      Isaac: Ge 24:63
g.    El salmista: Sal 104:34
h.    Jesús: Mr 1:35

3-Los resultados de la meditación
a.     Obediencia Sal 119:11 Ver también Jos 1:8; Sal 119:55
b.    Entendimiento y sabiduría Sal 119:97–98 Ver también Sal 119:27
c.     Alabanza, discernimiento, y adoración Sal 48:9–10; 63:5–6; 104:33–35; 119:97
d.    Prosperidad, productividad, y éxito Jos 1:8 Sal 1:2–3
e.     Deleite en el Señor Sal 1:2 Ver también Sal 119:15–16,23–24,77–78
f.      Confianza y fe Sal 16:8


Estudio bíblico devocional.
 “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.” (Josué 1:8 NVI)
Para muchos, la palabra “meditar” es una mala palabra. La asocian con las religiones orientales o la Nueva Era.
Algunos cristianos, cuando piensan en meditación, se imaginan a personas doblando sus cuerpos en forma de ocho y contemplándose el ombligo.

Esa puede ser meditación oriental o budista, pero no es meditación cristiana. La Biblia usa la palabra “meditar” 29 veces en la Nueva Versión Internacional, para describir la vida devocional del creyente. Dios quiere que meditemos.

Él nos promete que si meditamos en la Escritura, nos va a bendecir. Josué 1:8 dice: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.” (NVI).
Así que, de acuerdo a Dios, tienes que meditar en su Palabra si quieres ser exitoso.
Entonces, ¿cómo lo haces? 

Toma un diccionario y busca sinónimos de “meditar”, probablemente encontrarás la palabra “rumiar”. Tal vez no conozcas la palabra a menos que seas un granjero. Rumiar es lo que hacen las vacas cuando mastican su comida. La mastican una y otra vez en su boca.
Esto es similar a cómo meditar la Escritura. Las vacas comen pasto, lo mastican y lo mandan rápidamente al estómago. Allí se queda en el estómago absorbiendo todos los ácidos y químicos. Luego de un rato, lo eructa hacia su boca nuevamente con un nuevo sabor, y lo mastica junto con pasto nuevo, repitiendo nuevamente todo el proceso. Las vacas repiten el proceso varias veces. Sacan cada gramo de nutrición del pasto.

La meditación Bíblica es algo como eso; es la digestión del pensamiento. 
Dios quiere que obtengamos cada gramo de nutrición espiritual de su Palabra. 
Quiere que la mastiquemos, la digiramos, y la volvamos a masticar nuevamente

June 14, , 2013

.Detengase y Medite
Sal. 46:10.
Por fantástico que parezca, acaso sería una buena idea que, en determinado día, se desconectasen todos los teléfonos, cesasen de funcionar todos los motores, y se suspendiese toda actividad por espacio de una hora; para darle de este modo a la gente ocasión de reflexionar, por unos minutos, en lo que es la vida, y para qué viven, y a qué aspiran verdaderamente.
En momentos difíciles, cuando la ansiedad asedia al corazón, o algún otro pesar nos lo oprime, ningún medio tan seguro como la meditación para lograr una calma relativa. No se sabe de algo que pida menos gasto de tiempo y energía, cuando quiera se trate de recobrar el dominio de nosotros mismos y de sujetar la voluntad al imperio de la razón. A todos, sean cuales fueren nuestra edad y nuestra experiencia, ha de sernos dable emplear en la meditación parte de nuestras horas libres, y el hacerlo así, es condición indispensable para vivir juiciosamente.—A. F. R.