Hebreos 13:12-13
Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. SALGAMOS, PUES, A ÉL, fuera del campamento, llevando su vituperio;
Si bien es cierto que un creyente del nuevo pacto, no está involucrado en las ceremonias y mobiliario de un tabernáculo terrenal o en el templo, no es cierto que se le prive de las bendiciones que tipifican.
• Un creyente bajo el Antiguo Pacto podría apuntar hacia el templo, pero el creyente del nuevo pacto tiene un santuario celestial que no puede ser destruido. (Heb. 9:11; 24)
• Los creyente bajo el Antiguo Pacto estaban orgullosos de la ciudad de Jerusalén, pero el creyente del nuevo pacto tiene una ciudad eterna, la Nueva Jerusalén. (Heb. 11:10; 12:22; Ap. 21:1-2)
• Tenemos un altar ( Heb. 13:10)
o Altar para el creyente del nuevo pacto es Jesucristo, porque es a través de ÉL que ofrecemos a nuestros "sacrificios espirituales" a Dios (Hebreos 13:15; 1 Pedro 2:5).
o Jesucristo, “Nuestro Sacrificio” expiatorio perfecto, sufrió y murió " fuera de la puerta " de Jerusalén.
• Todos los verdaderos cristianos deben salir a ÉL, espiritualmente hablando, al lugar de reproches y rechazo.
• Es decir, movernos con Jesús hacia la necesidad, no hacia la comodidad.
• Salgamos fuera del campamento de la seguridad, la familiaridad y la facilidad, y sean voluntariosos a soportar el oprobio con ÉL en el camino del Calvario.
o Y porque el murió allí para santificaros, no hagáis esto en vuestra propia fuerza o virtud como un mero acto de imitación; hacedlo en la fuerza y santidad que Cristo compró para vosotros en su muerte. De otra forma, no será un acto de fe sino un acto de heroísmo; y seréis vosotros quienes recibáis la gloria, no Cristo, y Dios no se complacerá. Porque sin fe es imposible agradar Dios (11:6).
• El llamamiento radical de Jesús a unirse con ÉL en el camino (a ir fuera del campamento y llevar el oprobio con ÉL) puede siempre ser caricaturizado, ridiculizado y hacer que parezca insensato.
• Y el por qué murió (verso 13) fue para santificar al pueblo, para hacernos diferentes del resto del mundo, para hacernos santos y amorosos y radicales y que nos arriesguemos totalmente cautivados por otro destino distinto del que este mundo ofrece.