miércoles, 9 de abril de 2014

Cristo nuestra pascua ya fue sacrificada



 La pascua. Esta fiesta que Dios mismo instituyo hace tiempo, tiene un significado espiritual para hoy. ¿Qué significado tiene la Pascua hoy?

El Apóstol Pablo afirma en 1ª Cor. 5:7
“Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para seáis nueva masa, sin levadura como sois, porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros…”

Es en este pasaje, donde encontramos la realidad y verdad espiritual de la Pascua para hoy,
1.
La Pascua en Egipto



Viajemos al pasado. En Ex. 12 vemos a Dios hablando con Moisés e instituyendo la Pascua (leer).
En este pasaje vemos 4 cosas importantes para la vida de Israel, en medio de una sociedad pagana, idolatra y contaminante como lo era Egipto.
a- la Pascua indicaba el comienzo de algo, el principio
b- En la Pascua un cordero debía ser sacrificado
c- La sangre de ese cordero sacrificado, debía ser derramada, y colocada para ser vista
d- Dios pasaría con juicio y castigo sobre Egipto.

En definitiva vemos: juicio, muerte, liberación y nuevo comienzo.
El ultimo juicio sobre Egipto, y la provisión por parte de Dios del sacrificio y la sangre hicieron posible la liberación de la esclavitud y la peregrinación del Pueblo hacia una nueva tierra, la tierra prometida, el comienzo de una nueva vida.


2.
 La Pascua hoy



En tiempos de Jesús, se celebraba Pascua, conforme a lo establecido por Dios. Con la edificación del Templo, todos los Israelitas iban a Jerusalén a sacrificar el cordero.
Seguramente se decían unos a otros: ¡El sacrificio del cordero era vital en esta celebración, porque sin él, no hubiera habido liberación y un nuevo comienzo!

La pascua “judía” era un tipo, una demostración de algo que iba a suceder en el futuro. Por eso, a partir de Jesús, Pascua tiene un significado más profundo.

¿Qué significado tiene la Pascua hoy?

Como en la Pascua de Egipto, también vemos hoy 4 aspectos: juicio, muerte o sacrificio, liberación y nuevo comienzo o nueva vida.
Analicemos cada uno de estos:


a.
Juicio:

¡Cuando el pecado entro al mundo, las condiciones de vida cambiaron! porque el pecado es contrario a Dios, es contrario al carácter de Dios, como dice el profeta Habacuc 1:13 “muy limpio eres de ojos para ver el mal…”
El hombre, aquel ser creado a imagen y semejanza de Dios, su creador, peco. ¡Todo en su ser se corrompió! La relación con Dios se cortó. El hombre se constituyó en enemigo de Dios, en un ser alejado de Dios, merecedor de juicio y castigo e incapaz de reestablecer su relación con Dios.
La Biblia afirma que “todos hemos pecado”. Todo hombre nace con una naturaleza pecaminosa, y todos son considerados “culpables” ante Dios, por más bueno que crea ser. En Efesios 2:3 el Espíritu Santo afirma que “éramos por naturaleza hijos de ira” es decir, merecedores de la ira y juicio de Dios.
Todo pecador merece estar separado de Dios en esta vida, y si continua sin cambiar su condición, le sigue la separación eterna y el tormento eterno, el infierno. ¡Esta es la triste realidad! ¡Este es el juicio de Dios!
Del mismo modo que Dios enjuicio a Egipto, enjuicia hoy al pecador.


b.
Muerte o Sacrificio:

Dios tenía planeado librar del juicio y de la muerte por medio de un sacrificio y la sangre derramada de un cordero perfecto. Dios, tiene también otros planes: salvar, librar al pecador del juicio.
El propósito de Dios es tener una familia de hijos semejantes a Cristo. (Rom. 8:29) Él quiere ser Padre de muchos, y es su voluntad que nadie perezca, ni sea condenado. Pero él sabía que a causa del pecado y la incapacidad del hombre, algún otro tenía que intervenir para lograr el propósito de Dios.

En la Palabra de Dios, no dice en Romanos 5:20-21: “…más cuando el pecado abundo, sobreabundo la gracia. Para que así como el pecado reino para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro”

Ese “algún otro” era Cristo Jesús. Del mismo modo que en Egipto en aquella Pascua se libraban de la muerte y del juicio gracias al sacrificio de un cordero y por su sangre, así, el hombre es salvo, liberado por el sacrificio, la muerte y la sangre de Cristo.

Recordemos lo que Juan el Bautista proclamo, en Juan 1:29 “He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. El Apóstol Pedro afirma en 1* Pr. 1:18-20 “sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual heredasteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación ya destinado desde antes de la fundación del mundo…”.

El Cordero debía morir. Cristo murió, pero antes padeció.
  1. La pasión, es decir, el sufrimiento, físico de Jesús comenzó en el Getsemaní. Allí su sudor se volvió como gotas de sangre (Lc. 22:44) este fenómeno se conoce como hematidrosis y sucede cuando se está bajo una gran presión emocional. ¡Su alma estaba turbada! (Jn.12:27)
  2. El Cordero de Dios fue arrestado sufriendo juicios ilegales, en la noche y sin defensores, desde las 2 am hasta las 7:30 am)
  3. Fue abofeteado, golpeado y escupido
  4. Es azotado con el flagellun que destruía no solo la piel sino los tejidos y la carne.
  5. Fue condenado a la muerte como un maldito (Gal. 3:13).
  6. Se burlaron, se mofaron y coronaron con una corona de espinas.
  7. Magullado y sin fuerzas, fue obligado a cargar el patibulum (48 kg), la parte superior de la cruz.
  8. Ya en la cruz, le clavaron. Allí sufrió, calambres, paralización de los músculos, fiebre alta, deshidratación y finalmente la asfixia.
Los sufrimientos de Cristo, demuestran su obediencia incondicional y su amor incondicional y sacrificial. (Heb. 5:8). Sus sufrimientos son reales, pero debía morir.

¡Su alma estaba turbada! Más aun, (diría yo) por el dolor que representaba llevar sobre El, el juicio de Dios, y el pecado de todos los hombres. El profeta Isaías bien lo describe en Cap. 53:5-10.
Fue durante las tres horas de oscuridad, que nos relata Lucas 23:44, cuando Dios puso su juicio, el castigo y los pecados en Cristo.
Finalmente, habiendo exclamado ¡Consumado es! ¡Ya todo está hecho y no hay nada más por hacer! Cristo muere.
 
c.
 Liberación:

Así como el cordero en Egipto debía ser sin defecto, el Cordero de Dios debía ser perfecto: Pablo dice de nuestro Señor: “El que no conoció pecado” (2ª Cor. 5:21); Pedro dice: “…el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca…” (1ª Pr. 2:20); Juan afirma lo mismo al decir: “Y sabéis que el apareció para quitar nuestros pecado, y no hay pecado en el “(1ª Jn. 3:5).

Cristo murió para librar. Cristo murió para librar al hombre de la esclavitud del pecado, del juicio y la condenación merecida. Cristo se entregó a sí mismo en sacrificio por los pecados. Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios…” (1* Pr. 3:18).

Cristo nuestra pascua, ya padeció, ya fue sacrificada y por su sangre obtenemos: reconciliación con Dios, paz para con Dios, adopción como hijos de Dios, libertad.

De manera que podemos estar completamente confiados que: Su muerte, su sangre derramada, ha pagado toda nuestra culpa, y quitado la ira de Dios.

¿Qué hacemos con la sangre del Cordero de Dios?

Así como la sangre era aplicada en las entradas de las casas, y al ser vista, no eran muertos, así nosotros, somos libertados, somos reconciliados, por “creer y aceptar a Cristo”, y por “entregar” nuestras vidas a Él”.
Pero también debemos vivir para El y por El, considerándonos muertos a nosotros mismos.
“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron, y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucito por ellos”. (2ª Cor. 5:14-15).
¡No hay otra cosa que pueda hacer el hombre para ser salvo, y tener vida eterna…sino es por la Fe en Cristo y su muerte!


d.
Nuevo comienzo:

Pascua, marcaba el principio de todo. ¡El comienzo de algo nuevo! Y todo el que participa de Cristo por la fe, tiene una nueva vida.

La vida antes de Cristo era de esclavitud al pecado. La vida antes de Cristo era de estar bajo la ira de Dios. Era estar expuesto al justo juicio de Dios. Hoy, por la fe, gozamos de una nueva vida….
“De modo que si alguno esta en Cristo, nueva criatura es, en Cristo las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2ª Cor. 5:17… y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilio consigo mismo por Cristo….
Porque Cristo, nuestra pascua, el cordero de Dios, ya fue sacrificada, tenemos: una nueva y verdadera identidad (hijos de Dios), una nueva y verdadera esperanza, una nueva y verdadera vida.

El pueblo, luego del paso de Jehová en juicio, salió hacia una peregrinación, una tierra prometida. Una tierra nueva, una nueva vida, y esto gracias, a que fueron libres por la sangre de un cordero. ¡Podían cambiar de residencia, de un reino de opresión y esclavitud a una tierra de libertad y abundancia!

Hoy nosotros andamos en nueva vida, la vida diseñada por Dios, reflejando a Cristo en todo momento y lugar, viviendo en su Señorío, gracias al sacrificio de Cristo. ¡Por el sacrifico de Cristo cambiamos de residencia… de la potestad de las tinieblas al Reino de Luz!

¡Esto es motivo de regocijo! Pablo al decir que Cristo nuestra pascua, ya fue sacrificada, lleva implícito la idea gloriosa de que Cristo, nuestra pascua…..murió y resucito, como lo afirma en 1ª Cor. 15:3-4
“Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras ( Amos 8:9; Zac 13; 11,9; Salmos 22; 41; Isaías 50;53,etc.) y que fue sepultado y que resucito al tercer día, conforme a las Escrituras" ( (Mt. 20:19).

El Cordero de Dios, fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para (como prueba) nuestra justificación. Rom. 4:25.
Es porque Cristo resucito que nosotros podemos “andar”, “vivir una nueva vida” (Rom. 6:4). Y tenemos la seguridad de que un día resucitaremos en El ( 1* Cor. 15:20-21).
 
Conclusión:

La pascua para nosotros es pues Cristo. Pascua para nosotros hoy significa el paso de Dios con juicio sobre Cristo, muriendo por nosotros.
Cristo sudo sangre por ti y por mí. Cristo sufrió, agonizo y murió por ti y por mí. Vino con una misión, vivió con una misión y termino su misión por ti y por mí.
“Más para esto he llegado a esta hora” (Jn. 12:27)
Él es el cordero de Dios que puede librarnos del juicio, la ira y la condenación. Por su muerte y su sangre derramada es que podemos tener paz con Dios, somos reconciliados con Dios, librados de la esclavitud del pecado y comenzamos una nueva vida.
Hermano y hermana. Somos el fruto de su aflicción tal como lo profetizo Isaías 53:11
Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedara satisfecho…”
Podemos decir, pues, el significado de Pascua en dos frases:
¡He aquí el cordero de Dios que quita el pecado del mundo!
Y
¡No está aquí, ha resucitado!
Por Ricardo Demichelis