martes, 9 de septiembre de 2014

¡Gloria a Dios! (que estamos diciendo cuando lo decimos)



La palabra hebrea principal para expresar este concepto es kāḇôḏ, y en el griego es doxa, que deriva de dokeō, «pensar» o «parecer».
Estos dos significados dan razón de las dos líneas de importancia en el griego clásico,
1.     donde doxa significa opinión (lo que uno piensa por sí mismo)
2.     y reputación (lo que otros piensan de uno), lo que podría adquirir los matices de fama, honra o alabanza.

I. USO EN EL AT. Dado que kāḇôḏ viene de kāḇēḏ, «tener peso», permite la idea de que uno que posee gloria está cargado de riquezas (Gn. 31:1), poder (Is. 8:7), posición (Gn. 45:13), etc.
·       A los traductores de la LXX les pareció que doxa era la palabra más adecuada para traducir kaḇôḏ puesto que llevaba la noción de reputación u honra que se halla en el uso de kāḇôḏ.
·       Pero kāḇôḏ también denotaba la manifestación de la luz por la cual Dios se revelaba, sea en el relámpago o en el resplandor enceguecedor que frecuentemente acompañaba a las teofanías.
·       La manifestación de la divina presencia en la nube que dirigía a Israel en el desierto y que se localizaba en el tabernáculo era de la misma naturaleza.
·       De este modo doxa, como traducción de kāḇôḏ obtuvo un matiz de significado que antes no poseía.
·       A veces kāḇôḏ tenía una penetración más profunda, denotando la persona o el ser.
o   Cuando Moisés pidió a Dios «muéstrame tu gloria (Ex. 33:18) no estaba hablando de la nube luminosa que ya había visto, sino que estaba buscando una manifestación especial de Dios que no dejara necesidad de desear más (cf. Jn. 14:8).
o   Moisés anhelaba conocer a Dios tal como era en sí mismo.
o   En respuesta, Dios enfatiza su bondad («todo mi bien», Ex. 33:19).
o   En este caso, la palabra podría traducirse «belleza moral».
o   Este incidente que involucra a Moisés es el almácigo para la idea de que la gloria de Dios no está limitada a alguna señal externa que apele a los sentidos, sino que es lo que expresa su majestad inherente, que podría tener o no una señal visible.
·       La visión de Isaías (6:1ss.) incluyó tanto la percepción de rasgos sensibles como también la percepción de la naturaleza de Dios, particularmente de su santidad (cf. Jn. 12:41).
·       La dignidad intrínseca de Dios, su majestad inefable, constituye la base de las advertencias de no gloriarse en las riquezas, la sabiduría o el poder (Jer. 9:23) sino en el Dios que ha dado todas estas cosas y que es mayor que sus dones.
·       En los profetas, la palabra gloria se usa con frecuencia para presentar la excelencia del reino mesiánico en contraste con las limitaciones del orden presente (Is. 60:1–3).

II. USO EN EL NT. En general, doxa sigue muy de cerca el patrón establecido en la LXX.
·       Se usa para expresar honra en el sentido de RECONOCIMIENTO o ACLAMACIÓN (Lc. 4:10), y de la vocalizada reverencia de la criatura por el Creador y Juez (Ap. 14:7).
·       Con referencia a Dios, denota SU MAJESTAD (Ro. 1:23) y SU PERFECCIÓN, especialmente en relación con la justicia (Ro. 3:23).
·       Se le llama Padre de gloria (Ef. 1:17).
·       Como en el AT, la manifestación de su presencia en función de la luz es un fenómeno ocasional, como lo es en el AT (Lc. 2:9); pero en lo principal, este rasgo se transfiere al Hijo.
·       La transfiguración es un caso único durante su ministerio terrenal, pero manifestaciones posteriores incluyen la revelación a Saulo en el tiempo de su conversión (Hch. 9:3ss.) y a Juan en la isla de Patmos (Ap. 1:12ss.)
·       El hecho de que Pablo pueda hablar de la gloria de Dios en términos de RIQUEZAS (Ef. 1:18; 3:16) y PODER (Col. 1:11) sugiere la influencia del AT sobre su pensamiento.
·       La exhibición del poder de Dios al resucitar al Hijo de entre los muertos es llamada gloria (Ro. 6:4).
·       Cristo es el resplandor de la gloria divina (Heb. 1:3).
o   Por medio de él se da a conocer a los hombres la perfección de la naturaleza de Dios. Cuando Santiago habla de él como «glorioso Señor» (2:1), parece que su pensamiento avanza según las líneas de la revelación de Dios en el tabernáculo.
o   Allí la presencia divina era una condescendencia de su gracia, pero también un recordatorio constante de la disposición de Dios de señalar los pecados de su pueblo y de visitarlos con juicio.
o   Así, los lectores de la epístola de Santiago reciben la amonestación de guardarse de la acepción de personas. Dios está en medio de su pueblo como antaño.
·       La gloria de Cristo como la imagen de Dios, el Hijo del Padre, fue velada de los ojos de los pecadores en los días de su carne, pero fue clara para los hombres de fe que se le unieron (Jn. 1:14).
·       Del mismo modo que el Hijo había vivido antes de su encarnación en un estado de gloria (sin pecado que estropease la perfección del modo divino de vida y de comunión) junto al Padre, según él estaba consciente (Jn. 17:5), así su regreso al Padre se puede llamar en propiedad una entrada en la gloria (Lc. 24:26).
·       Pero aquí parece haber más que una simple participación con el Padre de aquello que había disfrutado en las edades pasadas.
o   Dios ahora le da gloria (1 P. 1:21), en algún sentido como una recompensa por la fiel, plena consumación de la voluntad del Padre en relación con la obra de salvación (Fil. 2:9–11; Hch. 3:13).
o   Así es que el acto de llevar a Cristo de la tierra (1 Ti. 3:16) y su segunda venida (Col. 3:4; Tit. 2:13), tanto como las representaciones de su presencia y actividad como FUTURO JUEZ y REY (Mt. 25:31), se asocian también con UNA MAJESTAD.
·       Así que, aunque el contraste entre los sufrimientos de Cristo y la gloria (lit., las glorias) que los seguiría (1 P. 1:11) es válido, el Evangelio de Juan revela algo más, a saber, que los sufrimientos mismos pueden ser considerados una glorificación.
·       JESÚS ESTABA CONSCIENTE DE ESTO Y SE EXPRESÓ AL RESPECTO EN FORMA CONSECUENTE. «HA LLEGADO LA HORA PARA QUE EL HIJO DEL HOMBRE SEA GLORIFICADO» (JN. 12:23).
o   EN EL CUARTO EVANGELIO, ESTA PALABRA,  SEÑALA EN FORMA REGULAR HACIA LA MUERTE DE CRISTO.
o   JESÚS NO ESTABA TRATANDO DE INVESTIR LA CRUZ DE UN AURA DE ESPLENDOR QUE ÉSTA NO TENÍA, A FIN DE CONJURAR UN ANTÍDOTO PSICOLÓGICO PARA SU DOLOR Y VERGÜENZA.
o   MÁS BIEN, LA GLORIA PROPIAMENTE PERTENECE A LA CONSUMACIÓN DE LA OBRA QUE EL PADRE LE HABÍA DADO QUE HICIESE, PUESTO QUE LA OBRA REPRESENTABA LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS.
·       La esperanza del cristiano es la gloria escatológica (Ro. 5:2).
o   En este estado futuro tendrá un cuerpo nuevo moldeado en conformidad con el cuerpo glorificado de Cristo (Fil. 3:21), un instrumento superior a aquel con que está actualmente dotado (1 Co. 15:43).
o   Cristo en el creyente es la esperanza de gloria (Col. 1:27).
o   También él es el principal ornamento del cielo (Ap. 21:23).
·       La palabra gloria se encuentra en plural para denotar las potestades superiores (Jud. 8).
o   No es fácil determinar si la referencia es a ángeles o a hombres honorables y de buena reputación en la comunidad cristiana.
·       Un uso algo especializado de la palabra es el que se le da en las doxologías, que son alabanzas a Dios por su dignidad y por sus obras (p. ej., Ro. 11:36).
·       En muchas ocasiones aparece el verbo gloriarse (kauchaomai) como en Gá. 6:14, y su significado es jactarse.

Ver la Gloria de Dios en un momento
Habacuc está perturbado por la creciente maldad de Judá.
1.     La violencia, la opresión y la injusticia campean por sus reales en el pueblo de Dios. Su pregunta al Señor es, “¿Hasta cuándo?” (1:1–3).
2.     El Señor responde a Su siervo con la revelación de que muy pronto los caldeos (Babilonia) serán el instrumento de castigo a la rebelde Judá.
3.     Esto añade otro conflicto a la conciencia del profeta, ¿cómo puede Babilonia, un imperio cruel e impío, juzgar a un pueblo más justo que él?
4.     Y de acuerdo a 2:1, el profeta se sienta a esperar la respuesta divina.
a.      Esta llega de manera que el profeta proclama el maravilloso poema de esperanza y triunfo contenido en los versos iniciales del capítulo 4.
b.     Aunque todo salga mal, aunque la situación sea terrible, dice él, “¡Yo me alegraré en Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación!”
c.      Uno se pregunta, ¿de dónde sale el profeta con ese himno maravilloso de fe?
Y la única respuesta plausible está en el capítulo dos y verso catorce:
“La tierra será llena del conocimiento de la Gloria de Jehová,
como las aguas cubren el mar”.
d.     Dios no solamente le muestra a su siervo una pequeña luz al final del túnel, sino que él percibe una gloriosa explosión de luz y de victoria!
e.      La Tierra, toda, será saturada de la Gloria de Jehová!
f.      Ahora notemos que no habla de la gracia del Señor, ni de la bendición del Señor, ni tampoco de alguno de sus múltiples beneficios Él habla de su Kabod, la dignidad intrínseca de Dios, su majestad inherente e inefable.
g.     Ni aún el término griego doxa expresa la solemnidad de la palabra kabod. En los profetas, la palabra gloria se usa para presentar la excelencia del reino mesiánico, comparado con las limitaciones del orden temporal presente. En el N. Testamento, el equivalente doxa se usa para expresar honra en el sentido de reconocimiento o aclamación.[1]










Harrison, E. F. (2006). GLORIA. En (E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry, Eds.)Diccionario de Teología. Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Nelson, W. M., & Mayo, J. R. (1998). En Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia. Nashville: Editorial Caribe.

[1] Diguero, R. (2006). Todo el Evangelio para todas las etnias Habacuc 3: 17-18 y 2:14. En L. DeCarvalho (Ed.), Misión global (p. 7). Pasadena, California: Centro latinoamericano para la misión mundial.