La palabra hebrea principal para expresar este concepto es kāḇôḏ, y en el griego es doxa, que deriva de dokeō, «pensar» o «parecer».
Estos
dos significados dan razón de las dos líneas de importancia en el griego
clásico,
1. donde
doxa significa opinión (lo que uno piensa por sí mismo)
2. y
reputación (lo que otros piensan de uno), lo que podría adquirir los matices de
fama, honra o alabanza.
I. USO EN EL AT.
Dado que kāḇôḏ viene de kāḇēḏ, «tener peso», permite la idea de que uno que
posee gloria está cargado de riquezas (Gn. 31:1), poder (Is. 8:7), posición
(Gn. 45:13), etc.
·
A los traductores de la LXX les
pareció que doxa era la palabra más adecuada para traducir kaḇôḏ puesto que
llevaba la noción de reputación u honra que se halla en el uso de kāḇôḏ.
·
Pero kāḇôḏ también denotaba la
manifestación de la luz por la cual Dios se revelaba, sea en el relámpago o en
el resplandor enceguecedor que frecuentemente acompañaba a las teofanías.
·
La manifestación de la divina
presencia en la nube que dirigía a Israel en el desierto y que se localizaba en
el tabernáculo era de la misma naturaleza.
·
De este modo doxa, como
traducción de kāḇôḏ obtuvo un matiz de significado que antes no poseía.
·
A veces kāḇôḏ tenía una
penetración más profunda, denotando la persona o el ser.
o Cuando
Moisés pidió a Dios «muéstrame tu gloria (Ex. 33:18) no estaba hablando de la
nube luminosa que ya había visto, sino que estaba buscando una manifestación
especial de Dios que no dejara necesidad de desear más (cf. Jn. 14:8).
o Moisés
anhelaba conocer a Dios tal como era en sí mismo.
o En
respuesta, Dios enfatiza su bondad («todo mi bien», Ex. 33:19).
o En
este caso, la palabra podría traducirse «belleza moral».
o Este
incidente que involucra a Moisés es el almácigo para la idea de que la gloria
de Dios no está limitada a alguna señal externa que apele a los sentidos, sino
que es lo que expresa su majestad inherente, que podría tener o no una señal
visible.
·
La visión de Isaías (6:1ss.)
incluyó tanto la percepción de rasgos sensibles como también la percepción de
la naturaleza de Dios, particularmente de su santidad (cf. Jn. 12:41).
·
La dignidad intrínseca de Dios,
su majestad inefable, constituye la base de las advertencias de no gloriarse en
las riquezas, la sabiduría o el poder (Jer. 9:23) sino en el Dios que ha dado
todas estas cosas y que es mayor que sus dones.
·
En los profetas, la palabra
gloria se usa con frecuencia para presentar la excelencia del reino mesiánico
en contraste con las limitaciones del orden presente (Is. 60:1–3).
II. USO EN EL NT.
En general, doxa sigue muy de cerca el patrón establecido en la LXX.
·
Se usa para expresar honra en el
sentido de RECONOCIMIENTO o ACLAMACIÓN (Lc. 4:10), y de la
vocalizada reverencia de la criatura por el Creador y Juez (Ap. 14:7).
·
Con referencia a Dios, denota SU MAJESTAD (Ro. 1:23) y SU PERFECCIÓN, especialmente en
relación con la justicia (Ro. 3:23).
·
Se le llama Padre de gloria (Ef.
1:17).
·
Como en el AT, la manifestación
de su presencia en función de la luz es un fenómeno ocasional, como lo es en el
AT (Lc. 2:9); pero en lo principal, este rasgo se transfiere al Hijo.
·
La transfiguración es un caso
único durante su ministerio terrenal, pero manifestaciones posteriores incluyen
la revelación a Saulo en el tiempo de su conversión (Hch. 9:3ss.) y a Juan en
la isla de Patmos (Ap. 1:12ss.)
·
El hecho de que Pablo pueda
hablar de la gloria de Dios en términos de RIQUEZAS
(Ef. 1:18; 3:16) y PODER (Col. 1:11)
sugiere la influencia del AT sobre su pensamiento.
·
La exhibición del poder de Dios
al resucitar al Hijo de entre los muertos es llamada gloria (Ro. 6:4).
·
Cristo es el resplandor de la
gloria divina (Heb. 1:3).
o Por
medio de él se da a conocer a los hombres la perfección de la naturaleza de
Dios. Cuando Santiago habla de él como «glorioso Señor» (2:1), parece que su
pensamiento avanza según las líneas de la revelación de Dios en el tabernáculo.
o Allí
la presencia divina era una condescendencia de su gracia, pero también un
recordatorio constante de la disposición de Dios de señalar los pecados de su
pueblo y de visitarlos con juicio.
o Así,
los lectores de la epístola de Santiago reciben la amonestación de guardarse de
la acepción de personas. Dios está en medio de su pueblo como antaño.
·
La gloria de Cristo como la
imagen de Dios, el Hijo del Padre, fue velada de los ojos de los pecadores en
los días de su carne, pero fue clara para los hombres de fe que se le unieron
(Jn. 1:14).
·
Del mismo modo que el Hijo había
vivido antes de su encarnación en un estado de gloria (sin pecado que
estropease la perfección del modo divino de vida y de comunión) junto al Padre,
según él estaba consciente (Jn. 17:5), así su regreso al Padre se puede llamar
en propiedad una entrada en la gloria (Lc. 24:26).
·
Pero aquí parece haber más que
una simple participación con el Padre de aquello que había disfrutado en las
edades pasadas.
o Dios
ahora le da gloria (1 P. 1:21), en algún sentido como una recompensa por la
fiel, plena consumación de la voluntad del Padre en relación con la obra de
salvación (Fil. 2:9–11; Hch. 3:13).
o Así
es que el acto de llevar a Cristo de la tierra (1 Ti. 3:16) y su segunda venida
(Col. 3:4; Tit. 2:13), tanto como las representaciones de su presencia y
actividad como FUTURO JUEZ y REY (Mt. 25:31), se asocian también
con UNA MAJESTAD.
·
Así que, aunque el contraste
entre los sufrimientos de Cristo y la gloria (lit., las glorias) que los
seguiría (1 P. 1:11) es válido, el Evangelio de Juan revela algo más, a saber,
que los sufrimientos mismos pueden ser considerados una glorificación.
·
JESÚS ESTABA CONSCIENTE DE ESTO Y
SE EXPRESÓ AL RESPECTO EN FORMA CONSECUENTE. «HA LLEGADO LA HORA PARA QUE EL
HIJO DEL HOMBRE SEA GLORIFICADO»
(JN. 12:23).
o EN
EL CUARTO EVANGELIO, ESTA PALABRA,
SEÑALA EN FORMA REGULAR HACIA LA MUERTE DE CRISTO.
o JESÚS
NO ESTABA TRATANDO DE INVESTIR LA CRUZ DE UN AURA DE ESPLENDOR QUE ÉSTA NO
TENÍA, A FIN DE CONJURAR UN ANTÍDOTO PSICOLÓGICO PARA SU DOLOR Y VERGÜENZA.
o MÁS
BIEN, LA GLORIA PROPIAMENTE PERTENECE A
LA CONSUMACIÓN DE LA OBRA QUE EL PADRE LE HABÍA DADO QUE HICIESE, PUESTO QUE LA
OBRA REPRESENTABA LA PERFECTA VOLUNTAD DE DIOS.
·
La esperanza del cristiano es la
gloria escatológica (Ro. 5:2).
o En
este estado futuro tendrá un cuerpo nuevo moldeado en conformidad con el cuerpo
glorificado de Cristo (Fil. 3:21), un instrumento superior a aquel con que está
actualmente dotado (1 Co. 15:43).
o Cristo
en el creyente es la esperanza de gloria (Col. 1:27).
o También
él es el principal ornamento del cielo (Ap. 21:23).
·
La palabra gloria se encuentra en
plural para denotar las potestades superiores (Jud. 8).
o No
es fácil determinar si la referencia es a ángeles o a hombres honorables y de
buena reputación en la comunidad cristiana.
·
Un uso algo especializado de la
palabra es el que se le da en las doxologías, que son alabanzas a Dios por su
dignidad y por sus obras (p. ej., Ro. 11:36).
·
En muchas ocasiones aparece el
verbo gloriarse (kauchaomai) como en Gá. 6:14, y su significado es jactarse.
Ver la Gloria de Dios en un momento
Habacuc está perturbado por la creciente maldad
de Judá.
1.
La violencia, la opresión y la injusticia campean
por sus reales en el pueblo de Dios. Su pregunta al Señor es, “¿Hasta cuándo?”
(1:1–3).
2.
El Señor responde a Su siervo con la revelación de que
muy pronto los caldeos (Babilonia) serán el instrumento de castigo a la rebelde
Judá.
3.
Esto añade otro conflicto a la conciencia del
profeta, ¿cómo puede Babilonia, un imperio cruel e impío, juzgar a un pueblo
más justo que él?
4.
Y
de acuerdo a 2:1, el profeta se sienta a esperar la respuesta divina.
a.
Esta
llega de manera que el profeta proclama el maravilloso poema de esperanza y
triunfo contenido en los versos iniciales del capítulo 4.
b.
Aunque
todo salga mal, aunque la situación sea terrible, dice él, “¡Yo me alegraré en
Jehová y me gozaré en el Dios de mi salvación!”
c.
Uno
se pregunta, ¿de dónde sale el profeta con ese himno maravilloso de fe?
Y la única respuesta plausible está en
el capítulo dos y verso catorce:
“La tierra será llena del conocimiento
de la Gloria de Jehová,
como las aguas cubren el mar”.
d.
Dios
no solamente le muestra a su siervo una pequeña luz al final del túnel, sino
que él percibe una gloriosa explosión de luz y de victoria!
e.
La
Tierra, toda, será saturada de la Gloria de Jehová!
f.
Ahora
notemos que no habla de la gracia del Señor, ni de la bendición del Señor, ni
tampoco de alguno de sus múltiples beneficios Él habla de su Kabod, la
dignidad intrínseca de Dios, su majestad inherente e inefable.
g.
Ni
aún el término griego doxa expresa la
solemnidad de la palabra kabod. En
los profetas, la palabra gloria se usa para presentar la excelencia del reino
mesiánico, comparado con las limitaciones del orden temporal presente. En el N.
Testamento, el equivalente doxa se usa para expresar honra en el sentido de
reconocimiento o aclamación.[1]
Harrison, E. F. (2006).
GLORIA. En (E. F. Harrison, G. W. Bromiley, & C. F. H. Henry,
Eds.)Diccionario de Teología. Grand Rapids, MI: Libros Desafío.
Nelson, W. M.,
& Mayo, J. R. (1998). En Nelson nuevo diccionario ilustrado de la Biblia.
Nashville: Editorial Caribe.
[1] Diguero, R.
(2006). Todo el Evangelio para todas las etnias Habacuc 3: 17-18 y 2:14. En L.
DeCarvalho (Ed.), Misión global (p.
7). Pasadena, California: Centro latinoamericano para la misión mundial.