Te arrastran como un muñeco de trapo ante una multitud de hombres juiciosos y sedientos de sangre.
Te echan a los pies de un Rabí.
Vos mantenés la cabeza baja, avergonzada y mortificada públicamente.
Apenas te atreves a levantar un poco la cabeza, con los ojos entrecerrados, pero todo lo que podés ver a través de tus lágrimas son las sandalias de hombres que tienen piedras en sus manos.
Sabés cual es tu destino, ya has visto otras veces apredear a las personas hasta la muerte.
Rápidamente volvés a cerrar los ojos, temblando de miedo.
Este Rabí está sentado delante de ellos, escribiendo algo en el suelo...
Abre su boca y lanza un desafío audaz y penetrante:
"El que esté libre de pecado... arroje la primera piedra".
El silencio sigue.
De repente, escuchás el sonido de las piedras cayendo una por una.
Tomás el coraje para volver a abrir los ojos y comenzás a ver como las sandalias que te rodeaban desaparecen un par a la vez.
Eventualmente, todas las sandalias desaparecen y estás solo con este Rabí.
Entonces Él te dice:
“Tampoco yo te condeno; Ve y no peques más ".
Ahora... ¡que Maestro (Rabí) mas notable!, ¿no es así?
Yo puedo amar a un Maestro así.
Vos... ¿podés amar a un Maestro así?
Su nombre es Jesús, y no ha cambiado para nada desde ese día... algunos lo mal interpretan, pero Él es el mismo de ese día y a esta historia la podés encontrar en el evangelio de Juan capítulo 8.
Adaptado de Frank Viola "Insurgence"
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