Romanos 8:1, Reina-Valera, 1602, traduciendo el «Receptus», presenta:
«Ahora pues,
ninguna condenación hay
para los que
están en Cristo Jesús,
los que no
andan conforme a la carne, mas conforme al espíritu.»
Las versiones Hispanoamericana y Moderna, siguiendo mejores textos,
directamente del hebreo suprimen
«los que no
andan, etc.».
Por el testimonio de dichos textos, parece ser que algún copista
equivocadamente dejó pasar su ojo al final del versículo 4, donde la frase está
en su sitio, y la metió indebidamente al final de la gran declaración del
versículo 1.
Aquí el texto correcto nos ayuda a comprender la doctrina del pasaje, pues nuestra libertad de la condenación surge de
nuestra posición en Cristo, y NO de nuestro andar, mientras que la manifestación de la
justicia de Dios en la vida del creyente, que es el tema del versículo 4, sí que depende de que andemos conforme al
Espíritu y no conforme a la carne.
Romanos 8:1-4
NO hay pues ahora condenación alguna para
los que están en Cristo Jesús.
2
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús
me ha libertado de la ley del pecado y de
la muerte.
3
Pues lo que no pudo la ley, según estaba debilitada por medio de la
carne, lo hizo Dios,
el cual, envió a su Hijo en semejanza de
nuestra carne pecaminosa,
y como ofrenda por el pecado, condenó el
pecado en la carne de Él:
4
para que la justicia que requiere la ley fuese cumplida en nosotros,
los que no andamos según la carne, sino
según el espíritu.
Ernesto Trenchard